Mi experiencia con el Parkinson, por Rosa Mª Blázquez Villa
Hace unos meses, navegando y curioseando en Google, descubrí el blog de Artur Amich. Había visto ya alguno de los vídeos de Mr. Párkinson. Escuchar y/o leer a otras personas con el mismo o similar proceso al mío me sirvió para salir de esa barrera que a veces supone una enfermedad degenerativa. Comencé a verla con otra perspectiva y a veces con cierta distancia que evita que caiga en la desesperación. A través de Artur encontré vuestra asociación para la que espero no resultar demasiado mayor porque ya tengo 60 años.
Los primeros síntomas aparecieron en 2013. Un dolor articular en el hombro derecho que me llevó a buscar ayuda en traumatología. Entonces trabajaba, era maestra. Acudí a un montón de sesiones de fisioterapia que no mejoraban demasiado. El brazo empezó a estar más rígido pero pensaba que era por miedo al dolor. En clase notaba que escribía con dificultad así que busqué estrategias para evitarlo, en lo posible. Un día, preparando la cena observé que mis dedos no me dejaban echar la sal como otras veces. Me preocupé pero encontré justificación en alguna de las prácticas de fisioterapia. Me gusta practicar algo de deporte y noté que ponerme las deportivas o las chanclas de la piscina era más costoso porque no podía introducir el pie arrastrando con los dedos. Y entonces tomé la decisión de consultar a un neurólogo. Fui sin decir nada en casa. Cuando empecé a contar cómo me sentía, me derrumbé. Pero lo peor no había llegado: el diagnóstico. Cuando escuché :"Usted tiene Párkinson" me hundí. Como les ha pasado a otros me negué a aceptarlo. Estaba convencida de que se trataba de un terrible error. Busqué información en Internet y todo ¡era tan terrible...!. Consulté a otros médicos. Todos coincidían en el diagnóstico, aunque no coincidían en la forma de transmitirlo. Ante la evidencia de la enfermedad al menos encontré a uno, el doctor Casanova Peño, con sensibilidad y empatía y eso para mí ha influido tanto como la medicación. Cada vez que voy a consulta me encuentro con una persona receptiva que me anima, en lo posible.
Me jubilaron unos meses antes de lo que pensaba. Estaba agotada. Echo mucho de menos la energía y alegría que los niños y niñas proporcionan. Pero estoy más tranquila. Sigo haciendo deporte. Un par de días de la semana corro un poco (de 3 a 5 Km) y el resto de los días voy a un gimnasio. Quiero mantenerme activa todo lo que pueda. Duermo poco. A veces me deprimo y todo se pone negro para mí. Siento que mi mundo, mi vida se ha convertido en un puzle cuyas piezas soy incapaz de encajar. Otros estoy animada, sin motivo. Por la edad en la que comencé os podéis imaginar que además todo coincidió con la menopausia, la marcha de mis hijos de casa... en fin.
Antes del inicio de la pandemia comencé a visitar a una psicóloga. Me costó tomar la decisión. Creía que podría sola con todo. Pero no es así. Me alegro de haber tomado esa decisión porque cada sesión me renueva. Gracias a vosotros, el día 3 de octubre participé en la carrera virtual de 5 km. de la Fundación por el Párkinson de Michael J. Fox. Necesito apostar por el futuro. No se puede vivir sin esperanza... Os agradezco cada entrada que ponéis porque me permite conocer la enfermedad y la forma en que puedo intervenir sobre ella. Además de poder leer otros testimonios tan parecidos en muchas cosas a mi propia experiencia.
Rosa María Blázquez Villa
Muchas gracias Rosa Maria !! Tan motivador es para la persona que leyendo se siente arropada como para la persona que comparte sus sentimientos y, en definitiva, su testimonio de convivir y adaptarse lo mejor posible a esta maldita enfermedad. Evidentemente que contamos contigo para hacer y compartir muchas cosas en Pepita. Tu edad en el momento de aparecer los síntomas es lo que hace que te puedas considerar como EPIT. Un abrazo
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