Disartria hipocinética
La disartria se puede definir como una alteración de la articulación del habla debidaĺ a las alteraciones en el sistema nervioso central, así como a enfermedades de los nervios de los músculos responsable del habla.
Uno de los síntomas más habituales de la enfermedad de Parkinson es la presencia progresiva de disartria hipocinética; se estima que los trastornos del habla afectan al 60-80% de los pacientes. En el individuo con disartria hipocinética, el habla se caracteriza por tener una sonoridad e intensidad monótona, de bajo tono y pobremente prosódica, que tiende a desvanecerse al final de la fonación. El habla se produce en ataques lentos y pausas significativas para respirar entre palabras y sílabas, reduciéndose la fluidez verbal y el ritmo. La articulación de los sonidos, tanto linguales como labiales, está empobrecida, lo que reduce significativamente su inteligibilidad y dificulta la identificación del estado emocional y las intencio1nes del hablante. En ocasiones también se produce repetición de sílabas, palabras o frases. Se ha investigado tanto su capacidad para decodificar la prosodia emocional como para producirla mediante tareas de imitación. Estas alteraciones no sólo se circunscriben a la producción de lenguaje emocional y, en general, a la capacidad comunicativa del individuo, sino que también afectan a su habilidad para identificar expresiones faciales emocionales.
Actualmente se discute si esta alteración está causada por los factores que afectan al control motor exclusivamente, o más bien refleja una deficiencia global relacionada con el procesamiento de la información afectiva que implicaría no sólo al lenguaje, sino también a la memoria, la atención y otros procesos que intervienen en el procesamiento de la información emocional. Diversos estudios han valorado el efecto de las fluctuaciones en los niveles de levodopa sobre el habla del paciente parkinsoniano, incluyendo parámetros fonatorios y reproducción de vocales, así como la tasa articulatoria. Aunque hay resultados contradictorios, una revisión bibliográfica en la que se valoraban los efectos del tratamiento farmacológico y quirúrgico en el habla de estos pacientes puso de manifiesto que cuando están óptimamente medicados la mayoría de ellos logran una mejoría significativa, mientras que el tratamiento quirúrgico sólo puede mejorarla en algunos casos.
Diversos estudios han propuesto la utilización de parámetros acústicos de la voz como método objetivo y no invasivo para valorar síntomas iniciales en la enfermedad de Parkinson, empleándolos como biomarcadores tempranos para el diagnóstico de la enfermedad y como medidores de la efectividad de respuesta a la levodopa y al tratamiento quirúrgico. El uso del análisis acústico puede ser útil, dada su capacidad para identificar cambios tempranos que carecen de correlatos clínicamente perceptibles hasta que la enfermedad está avanzada. Se estima que los cambios fisiopatológicos en la enfermedad no son visibles hasta que la dopamina del núcleo estriado no se ha reducido un 60-80%. Estudios de neuroimagen demuestran que la reducción en la recaptación de esta dopamina se produce a un ritmo del 6-13% anual en estos pacientes.
El autor concluye que la evaluación de los correlatos acústicos de la enfermedad de Parkinson tiene un potencial realista como método complementario sensible para la detección temprana del inicio, progresión y gravedad del trastorno, así como para valorar objetivamente los cambios sintomáticos inducidos por el tratamiento farmacológico y quirúrgico de la enfermedad. El análisis acústico no entraña riesgos y, en cambio, su empleo puede ser un método rápido, no intrusivo, relativamente barato y sencillo para obtener datos objetivos. Además, dada la capacidad de comunicación alterada de estos pacientes, y la frustración que ello genera, la evaluación y posible mejora del habla es un objetivo deseable tanto para el neurólogo como para los pacientes y su familia. Pese al potencial prometedor de las aplicaciones del análisis acústico, la escasa bibliografía disponible ofrece resultados contradictorios en algunos aspectos, lo que refleja la alta sensibilidad de los parámetros de medida empleados, la complejidad del sistema de elaboración del habla y la alta variabilidad inter e intrasujeto inherentes a este tipo de investigaciones. Se hace necesario normalizar las medidas acústicas empleadas, así como mejorar la coherencia y la metodología utilizada. En conclusión, según Martínez-Sánchez, el estudio del habla y el análisis acústico de la voz son técnicas de investigación válidas y fiables, que poseen un gran potencial diagnóstico en la enfermedad de Parkinson, así como en otros trastornos neurológicos.
Fuente: Martínez-Sánchez F. Trastornos del habla y la voz en la enfermedad de Parkinson. Rev Neurol. 2010; 51(9): 542-550.
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