Entrevista al Dr. J.M. Arbelo sobre COVID-19 y Párkinson
COVID-19 Y PACIENTES CON PÁRKINSON
Doctor José
Matías Arbelo González, Jefe de la Unidad de Parkinson y Trastornos del
Movimiento. Hospitales Universitarios San Roque Las Palmas de G.C.
1.
¿Cómo se han visto afectadas las consultas del área de
neurología con motivo del COVID-19 en Canarias? ¿Cuál es la situación actual en
Canarias?
Como en el resto del país, las consultas programadas de Neurología y del
resto de las especialidades fueron suspendidas en todos los Hospitales tanto
públicos como privados. Espero que pronto se vayan normalizado, afortunadamente
en Canarias el impacto por la pandemia Covid 19 ha sido menor que en resto del
país, con un índice de propagación de 0,6 en la actualidad, y esto ha sido
debido por una parte a la doble insularidad que supone vivir en Canarias y también
muy importante por el ejemplar comportamiento de la población en el
cumplimiento de las normas del
confinamiento, de hecho tenemos 3 islas que están en la fase 1 del desescalado
y espero que pronto se extienda al resto de las islas y sigamos mejorando.
2.
Concretamente, ¿cómo ha afectado al manejo y seguimiento
de enfermedades como el párkinson en su Comunidad Autónoma? ¿Se ha activado
algún protocolo al respecto (consultas telefónicas, telemedicina, etc)?
Los pacientes con EP necesitan visitas de rutina al especialista, sin
embargo esto se ha visto interrumpida con el objetivo de minimizar riesgos de
contagio para los pacientes y acompañantes, así que nos han llevado a
desarrollar las consultas telefónicas y sobre todo videollamadas para pacientes
de revisión ya que la mayoría de los exámenes físicos se pueden visualizar, al
mismo tiempo hemos de aprovechar la oportunidad para implementar esta forma de
consulta cuando las circunstancias lo puedan permitir. Otra cosa distinta es
para pacientes de 1ª visita, que han tenido que retrasar la consulta para poder
ser atendidos presencialmente y probablemente estén en listas de espera.
3.
¿Ha cambiado el formato de consulta y la relación
médico-paciente?
Ha cambiado en el sentido de que el paciente de revisión o consulta
sucesiva, que ya ha sido diagnosticado y tiene pautado un tratamiento, si no
pudiera acudir por cualquier circunstancia, no tiene porqué quedar sin ser
visitado y se le puede ayudar tanto desde el punto de vista de apoyo
psicológico como a la hora de tomar una decisión de cambio de pauta de
tratamiento. En mi experiencia además de poder disponer de video llamada he
podido facilitar un número de teléfono o dirección de mail, en el que estoy
localizado todos los días para ayudar a resolver cualquier duda, inquietud o
descompensación clínica que pueda presentarse. En el caso de no poderlo
resolver de esta forma recomendamos que
venga acompañado a la consulta tomando las medidas de seguridad como el uso de mascarillas y
guantes y se le atiende presencialmente.
4.
En este sentido, desde su punto de vista, ¿cómo cree que
va a ser la evolución post COVID-19?
Esta crisis es global, lógicamente existen preocupaciones en torno a la
mayor vulnerabilidad de los pacientes que viven con alguna enfermedad crónica y
esto también incluye a afecciones neurológicas como la EP
Pienso que puede cambiar significativamente el rol de la atención de
nuestros pacientes con EP hacia una mejor adaptabilidad de las consultas y
evaluaciones por telemedicina cuando los pacientes no puedan acudir
presencialmente y también lo veo como una oportunidad para humanizar y
estrechar las relaciones medico-paciente-cuidadores.
5.
¿Se considera a los pacientes con párkinson como
población de riesgo de contagio ante el COVID-19? ¿Podrían verse agravados sus
síntomas?
En general la evidencia indica que las personas mayores, con comorbilidades
especialmente de tipo hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad
renal y cardiovascular, tienen mayor riesgo de sufrir infección por COVID 19 y
más difícil la recuperación. Los pacientes con EP entran en esta categoría de
alto riesgo. Pero es cierto, y esto lo hemos aprendido recientemente, que
pueden tener un riesgo mayor tras haberse observado un mayor tropismo neuronal
del virus SARS-COV-2. Se ha informado de síntomas neurológicos que pueden ser
consecuencia de secuelas en pacientes con COVID 19, pero también podría ser
debido a una relación directa de afectación cerebral a través de terminales
nerviosas intranasal que se propagan al cerebro, es un hecho demosrtrado la
detección de anticuerpos anti- COV en el LCR de pacientes con EP. Todo esto
justifica mayor necesidad de investigación sobre vulnerabilidad de pacientes
con EP y SAR-COV-2.
Por otra parte hay que considerar que la EP es más común en los mayores y se
puede comprometer el sistema respiratorio como ya es conocido, sobre todo en las
fases avanzadas de la enfermedad, así que EP puede ser también un factor de
riesgo para complicaciones respiratorias más graves después de una infección
COVID-19.
6.
Hemos leído noticias sobre que los pacientes dejan de ir
al hospital a hacer seguimiento de su enfermedad. Hay miedo a contagiarse de
COVID-19 en los hospitales. ¿Qué les diría a estos pacientes y sus
familiares?
Efectivamente, es comprensible que la población en general tenga miedo de
contagiarse, este temor se ha extendido incluso hasta llegar a situaciones en
las que se puede presentar un dolor torácico
o un déficit transitorio en el lenguaje o debilidad de un hemicuerpo y
que, por este temor, los pacientes no acudan a urgencias y optan por quedarse
en su domicilio con un cuadro de angina o de isquemia cerebral sin haber sido
diagnosticados.
En cuanto a los pacientes con EP que deben hacer seguimiento en las
consultas del hospital, establecería dos grandes grupos, uno el de los
pacientes en seguimiento con terapia antiparkinsoniana convencional, en el que las necesidades de los pacientes
pueden ser satisfechas por telemedicina o incluso por llamadas telefónicas. Y
por otra parte el grupo de pacientes con EP que están siendo tratados con
terapias de segunda línea o terapias abanzadas (infusión de apomorfina
subcutánea o de levodopa-carbidopa por vía gastroyeyunal (duodopa), o
tratamiento con estimulación cerebral profunda) y que sí pueden requerir de la
revisión neurológica para ajustar dosis o modificar parámetros de estimulación
que a veces no se puede demorar. En tales circunstancias se pueden dar
situaciones de urgencia (agotamiento del neuroestimulador en los pacientes con
DBS, infección del gastrostoma en los pacientes con duodopa, formación de absceso en la piel por la
infusión de apomorfina), lo más recomendable es que el paciente o familiar
pueda tener alguna forma de acceso directo con el neurólogo que puede ser por
vía telefónica o por internet para acordar una cita, pero no debería acudir
directamente a Urgencias aunque si podría ser necesario el ingreso hospitalario
si lo decide directamente el neurólogo.
7.
Actualmente, ¿cuáles son las consecuencias más frecuentes
o las necesidades actuales de los pacientes cuando van a su consulta? ¿Han
cambiado?
Las pandemia por COVID-19 puede traer consecuencias graves en los pacientes
con EP. La pandemia y el confinamiento ha hecho cambiar las rutinas en la
población en un corto período de tiempo, lo cual requiere de una adaptabilidad
flexible a las nuevas circunstancias, que es un factor cognitivo que depende en
parte del buen funcionamiento dopaminérgico, y sabemos que el sustrato
fisiopatológico en la EP es el déficit de dopamina y que por lo tanto puede
conducir al aumento del estrés psicológico. Hay síntomas psiquiátricos que
están relacionados con el estrés como la ansiedad y depresión, que también son
comunes en la EP. Además un empeoramiento de estos síntomas puede verse
acentuado por la pandemia COVID-19 y manifestarse con síntomas motores (aumento
del temblor, discinesias, dificultad para caminar). Por ejemplo en estudios en
animales se ha demostrado que los episodios prolongados de estrés puede
empeorar la tasa de células dopaminérgicas.
Otra consecuencia es la marcada reducción de las actividades físicas, las
personas dejan de caminar regularmente o de acudir al gimnasio, y hay evidencia
de que el ejercicio puede mejorar
síntomas de la EP. Además una pérdida de ejercicios puede conducir a
empeoramiento de síntomas motores, y en consecuencia también empeoramiento de
síntomas no motores como el insomnio, estreñimiento, ansiedad y depresión. Esta
situación de aislamiento también afecta al estado cognitivo y de la conducta
que empeora al dejar de hacer ejercicios de estimulación de la memoria y entrar
en un estado de apatía o de cambios neuropsicológicos.
Es muy importante hacer énfasis en todo esto para desarrollar junto a los
cuidadores y en la medida de lo posible, estrategias de autocontrol que puedan
implementar un beneficio clínico junto al tratamiento médico, protegerse de los
efectos perjudiciales del estrés y mantener un estado positivo ante la
adversidad evitando el riesgo del aislamiento social.
8.
Hay medicamentos antiparkinsonianos que pueden influir positiva
o negativamente en relación con el COVID-19??
Hay medicamentos derivados del adamantano que son efectivos para disminuir
el exceso de actividad neuronal que es patológica y que clínicamente se
manifiesta como un exceso de movimientos incontrolados, llamados
discinesias, son medicamentos que
bloquean los receptores de NMDA. La Amantadine es un medicamento que pertenece
a este grupo y son efectivos en la EP. La Memantina también es otro medicamento
derivado que se utiliza para la demencia, incluida en la EP. La Amantadine se comercializó inicialmente
como agente antiviral contra el influenza A, la Memantina también actúa de
forma similar a la Amantadine, influyendo sobre una proteína de membrana del
virus evitando la replicación vírica del ácido nucleico.
Se desconoce si estos medicamentos pueden ser tratamientos antivirales
eficaces del SARS-COV-2 o no, pero también podrían ser líneas de investigación
ya que en general han demostrado una buena tolerancia en su uso crónico.
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