Resiliencia

RESILIENCIA



Desde el momento en el que, por primera vez escuché esta palabra que, a priori no es especialmente bonita y ni siquiera su pronunciación resulta agradable, mi reflejo en su significado la convirtió en estandarte y referencia de la nueva vida que me había tocado vivir.

Tras el diagnóstico de la enfermedad de parkinson de libro que me dieron a la edad
de 32 años, comienza una lenta pero profunda transformación de una vida que, hasta el momento yo había considerado bajo control, hasta convertirse en otra que poco parecido guarda con la anterior. Nuevos planes de vida, nuevas prioridades, nuevas preocupaciones,nuevos amigos y nuevos sentimientos. 

En este nuevo escenario, ser resiliente era el único camino a una vida plena y feliz, de repente podía ponerle un nombre a lo que experimentaba en silencio cada día.

Por definición, este concepto hace alusión a la capacidad que tenemos los seres
humanos de afrontar la adversidad, sobrevivir a ella y además salir reforzados de estas situaciones.

Personalmente, puedo asegurar que el Parkinson ha puesto de manifiesto en mi una
serie de capacidades y aptitudes que ninca pensé que pudieran definirme. La empatía, la capacidad de análisis, la templanza, son cualidades con las que, aquellos que han vivido mi evolución, me definen.

Quizás por eso, mi neurólogo se atrevió aquel día durante una revisión a proponerme a hacer una ponencia con motivo de las jornadas del día del Parkinson, y quizás por eso una fuerza interior me llevó a contestar automáticamente que si… a los pocos minutos ya tenía claro el tema de mi ponencia. 

Ese día, esa ponencia, el tema de elegido, todo derivó en un antes y un después en mi vida. La aceptación del público asistente, el cariño que me transmitieron y sobre todo el agradecimiento por mi presencia y mis palabras me hicieron ser consciente de dos cosas: de que hay mucha gente perdida y a a la que esta enfermedad le ha hecho perder la alergría de vivir, y en segundo lugar, que si está en mi mano poder ayudar, es lo que quiero hacer.

Ese día también me dio la oprotunidad de, por primera vez, conocer a otras personas en mi situación, jóvenes con diagnóstico de Enfermedad de Parkinson, con vidas muy similares a la mia, y con experiencias y sentimientos casi idénticos. 

He aprendido mucho sobre la enfermedad, pero las mayores lecciones de vida se
aprenden cuando las cincunstancias parecen ponerte en situaciones límite, forjando un escudo que te ayuda a afrontar lo que pensabas que eras incapaz de sobrellevar, y lograndoun autoconocimiento que te ayuda a ser la mejor versión de ti mismo cada día.

Otro aprendizaje grabado a fuego en un proceso así es el que te dan las relaciones
interpersonales. En situaciones de crisis te das cuenta de cómo tu círculo se va redefiniendo.

Pero he aprendido que los que se van de tu vida no son pérdidas, en realidad estamos soltando lastre… los que no te aportan deben desaparecer.Y no pasa nada, porque descubres que, aunque en la vida te cruzas  con muchas personas, hay algunas con las que no te cruzas, sino con las que te encuentras. Estas
personas al final le dan sentido a tu existencia, y permanence en tu corazón para siempre.

No se si tengo una capacidad especial, pero a estas personas las suelo reconocer
rápidamente. El sentimiento de connexión es inmediato, y aún cuando nos acabamos de conocer la sensación es de estar con alguien a quien conoces de siempre, ¿reconoces esta sensación?

Esta sensación, tan reconfortante como enriquecedora, es la tengo cada vez que
comparto ratitos con mis amigos y componentes de la asociación que fundé a raíz de esta experiencia.

PEPITA, la Plataforma de Enfermos de Parkinson de Inicio Temprano y Amigos, basada en el trabajo grupal y en el beneficio que supone compartir las experiencias, ha creado una gran familia decidida a luchar por la mejora de la situación de los enfermos de Parkinson, su visualización, la formación y el apoyo a la investigación.

Carmen Girón 



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